Allí estaba, el último día de su viaje, mirando desafiante la montaña más alta del planeta en la cordillera del Himalaya, en Nepal. El Canijo de Jerez y el Everest, frente a frente. ¿Estaba allí para escalarlo? “No, no”, desmiente rotundo. “Me quedé abajo, abrí un par de latas de cerveza y me puse a tocar la guitarra”. Mucho mejor. Allí compuso Fin del manual, una radiante canción de despedida con la que se cierra Manual de Jaleo, el tercer y nuevo disco en solitario de Marcos del Ojo, más conocido como El Canijo de Jerez, con el que vuelve a decir hola al optimismo.
Tenemos por delante un palpitante ejercito de once canciones que sirven de antídoto para olvidar el pesimismo de estos tiempos indomables y devolvernos las ganas de celebrar, con satisfacción, que sí, la vida es complicada, pero seguimos vivos y todavía quedan ganas de montar jaleo.
Para eso El Canijo el año pasado necesitó irse de viaje –también interior- a la India “De pronto tuve una crisis”, explica envuelto en una nube de humo. “No me apetecía tocar ni escribir canciones. Me di cuenta que me costaba trabajo componer nuevos temas. No me salía. Tenía la sensación de que necesitaba quitarme de en medio un tiempo”. Hizo la maleta cogió la guitarra y se fue a recorrer India.“Simplemente viajar, vivir, conocer cosas nuevas me dio el impulso para volver a componer”, asegura.
Allí nacieron muchas de las canciones de este nuevo disco. Pero no se confundan: en Manuel de Jaleo no hay sitares ni sonidos de Bollywood. “Siempre he sido más de soniquete”. Como buen astronauta de la diversión sus nuevas canciones saben a rumba humeante, a rock trompetero, a mar, a sol, a risas y amor.
Desde la callejera Libera la fiera (un manual de superación mejor que cualquier libro de Paulo Coelho) a los sonidos herederos de Triana en la hermosa e intensa El hombre garabato. Encontramos la rumba juguetona en Un extranjero en la capitaly la intimista y luminosa Días Dorados. También viajes más complejos y reconfortantes como En el lomo del trueno, La nube que más alto vuelta (esas frases de “tengo algunos vicios que dejar” es ya mítica) o la romántica Te espero al caer el sol.
Grabado entre los meses de enero y febrero de 2018 en Estudios La Bodega, el lugar fetiche del Canijo en Jerez de la Frontera. “Allí he grabado la mayoría de mis discos, también con Los Delinqüentes y me conozco cada rincón del estudio”, cuenta. “Y además tiene un amontillado que es gloria bendita. Me conocen en la carnicería de la esquina, en la taberna de al lado donde ponen chicharrones… es como estar en casa”. Y encontramos algunas colaboraciones sabrosas como Diego Pozo “Ratón”,su compañero en Los Delinqüentes o La Mari de Chambao en la liberadora Como la yerba. Y no se pierdan el sabio discurso de Tomasito en Volar sin alas.
Manual de Jaleo tiene el mismo espíritu inquieto de sus anteriores trabajos. El cada vez más maduro Canijo de Jerez juega con fuego y llevará el circo de la alegría de pueblo en pueblo. Para eso cuenta como nuevos escuderos en directo con La Banda Magnética: Pedro Pimentel, Paco Castro, Marcos Munné (a las guitarras), Manuel Cabrales (batería), Pepe Frías (bajo) y Álex Fernández a la percusión.
Manual de Jaleo es ya el tercer en solitario de El Canijo de Jerez desde que hace seis años se separasen Los Delinqüentes. Tras el experimento galáctico rockero de Estricnina (junto al músico Juanito Makandé) El Canijo vuelve a la senda de sus dos anteriores trabajos, El nuevo despertar de la farándula cósmica (El Volcán 2012) y La lengua chivata (El Volcán 2014).
Hay muchas formas de perder la cabeza, una de las más mejores es con Manual de Jaleo.