La vida tiene sustancia. Pero qué mejor si la magia de lo cotidiano, se combina entre un mambo, un son, salsa con un bolero, una ranchera. O unas guitarras que suenan muy caribeñas, o unas bases electrónicas con  psicodelia envolvente. Y es que eso trae la banda Por Las Noches, savia nueva, una bocanada de aire fresco, una brisa caribeña, unido al hechizo de Madrid en su álbum “Chicos con suerte”. Un revulsivo ideal para tumbar la monotonía. Para darle un revés a cualquier batalla entre lo urbano, el rock y las raíces.

Cuenta mucho tener a un frontman como Edu “Por Las Noches”, un performer nato, que se come el escenario y cuyas letras son las mejores estampas del personaje entrañable del Madrid noctámbulo. Edu es un bakala de espíritu, un tipo que conecta con la gente, que tiene el poder de seducción del cantante de variedades (le encanta Antonio Machín) y el desparpajo del ravero.

Edu compartía piso con Raúl Santos (productor de Nawja Nimri y ex batería de Los Planetas). Quería probar unos cacharros de Raúl, quiso probar unos micros y se puso a escribir unas letras. Algo tienen esos textos de frescura que Raúl comienza a grabar con Edu algo rollo son cubano trapero. “Estábamos escuchando mazo a Cecilio G”, confiesa Edu. La movida grabada se la pasan a Alex (The Parrots). Le gusta y le propone a Luis “Pichi” (Los Nastys) reunirse con Raúl y Edu. Así, de manera natural surge Por Las Noches. Por arte de magia se crean sinergias, un buen rollo. 

Algo cala. Algo que transmiten sus canciones de “Chicos con suerte”. Les ocurrió con “Para nada”, una canción escrita en su primer encuentro-ensayo en dos horas. Empezaron a pasarla a gente amiga hace tres Nocheviejas y que empieza a circular, sonando en varias fiestas y en afters privados. Todo un logro espontáneo. Que ahí se convirtió en un bombazo.

Venir de tu propia galaxia

Lo bueno de Por Las Noches es que vienen de su propia galaxia. Desprenden su propio rastro y han atravesado muchos universos. La estela de Compay Segundo y La Vieja Trova Santiaguera aparece en “¿Qué culpa tengo yo?”. El garage-son-psicodélico corona “La más bonita”. “No me nace verte” destila en clave salsera el espíritu californiano de los Eagles, pero aquí en la vertiente del desamor desolador. O lo arrebatador de “Lo que duele”, muy a la estela de Chavela Vargas.

Con las letras de Edu, sucede que todos acaban rendidos. “Soberbio”, le dicen sus compañeros. Porque son vivencias que podrían pasarle a cualquiera. Consigue adentrarte en su mundo, en ese fluir libre. Dejarse llevar también con la herencia de todo lo sentío, del legado de Santana o de Buenavista Social Club. Generando un sentimiento que trasciende lo dicho, que sale solo, como una flecha. Creando algo inclusivo. Que te incluye, que cuenta contigo, conmigo, con el otro, con el de más allá…

Por Las Noches es como la música que sonaría si alguien quisiera comerse el mundo. Capturando ese sentimiento. Titulan su primer álbum “Chicos con suerte”, como cantan en su mambo, “Somos chicos con suerte nunca llegan tarde y tienen suficiente”, con su don de gentes. Es el poderío de la música latina, de la conexión hispana, con todo su arte y en todo su esplendor. 

Una música que ya ha encandilado a Joe Crepúsculo y a Luna Ki. Y que gana enteros en directo. Porque se crece. Ya han cocinado sus canciones en fiestas, saraos, presentaciones, desfiles… Y todo es revuelo, todo es fiesta. Con sabrosura y mucho ritmo.

Una propuesta que tiene mucho de vivido, de disfrute, pero también la gracia del humor, del sin sentido, de estar tirado, de que te dejen. Como ingredientes básicos utilizan resacas, desamor y suerte. Quédate con Por Las Noches, porque esto va muy fuerte.

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